Desde muy temprano busqué desarrollar mis inquietudes artísticas en el plano de la expresión plástica. En Francia, París, lugar de mi exilio familiar, cursé la enseñanza media en un liceo artístico donde pude explorar las artes graficas, la composición, el color, la pintura, la ilustración, la figura humana, especializándome en escultura en cerámica.
Luego, durante mis estudios de arquitectura en Paris-La Villette, aprendí a \"ver\" los espacios, a indagar la antropología del color, a experimentar la escenografía del movimiento junto a grandes maestros como Michel Carrade, Esther Gorbato, Jaques Lecoq y Sylvianne Leprun.
Fruto de esa enseñanza, desplegué mi obra pictórica y escultórica con la permanente disyuntiva entre arte y arquitectura, pero más tarde fue el sustento lo que pesó a la hora de mi retorno a Chile, abandonando la vía de lo sensible.
20 años más tarde vuelvo a conectarme con la creación y retomo ese camino aun intacto en la mitad de mi vida. Solo hay que darle curso...
Verónica Adrian Araneda
Noviembre de 2014